lunes, 23 de marzo de 2015

30.- CASA ANAYA o CASA DE LAS BRUJAS - Plaza de España, 9. Cieza


Vista lateral de la Casa Anaya, en la que se puede apreciar el torreón con su curiosa ventana en forma de estrella, así como una fuente y las dos balconadas que daban al jardín, hoy casi imposible de ver oculto por los edificios circundantes
Autor: Luis Castex Anaya. (Fuente: Ayuntamiento de Cieza https://www.facebook.com/ayuntamientodecieza/photos/principios-de-1960-vista-posterior-de-la-casa-de-los-anaya-ubicada-en-la-calle-b/505346139608694/ )
 
Vista del llamado Ensanche de Cieza. A la derecha se puede observar la
Casa Anaya, recién construida y en todo su esplendor, antes de que la Plaza de España estuviese urbanizada

Aspecto de la Plaza de España completamente urbanizada. En la parte central la Casa Anaya presidiendo la plaza junto con el Mercado Municipal
(Fuente: Facebook. Fotografías antiguas de Cieza)

(Fuente: Facebook. Fotografías antiguas de Cieza)

Estado actual. Cerrada, abandonada y amenazada de desaparición

En la localidad de Cieza, en lo que en su momento fue el Ensanche y hoy es pleno centro de la ciudad, se puede observar una curiosa vivienda que resulta muy llamativa a los ojos de todo aquel que visita esta localidad. Este edificio, que no se parece a ningún otro de los existentes en la provincia de Murcia, despertó la imaginación de la población local, sobre todo entre los niños, al encontrase siempre cerrado y misterioso, por lo que empezaron a llamarle la Casa de las Brujas. 

Este inmueble fue la residencia de D. Luís Anaya Amorós, uno de los ciezanos más emprendedores de su época, químico, industrial e inventor, que desarrolló y patentó diversos procedimientos de fabricación que contribuyeron, a principios del siglo pasado, a modernizar y hacer menos penosa la industria del esparto en Cieza. 

Detalle de la fachada en donde se puede leer 1921, fecha de su construcción

La vivienda, construida entre 1921 y 1923, fue diseñada en un estilo que imita vagamente a las casas de la campiña inglesa. En ella se combinan elementos modernistas a base de trencadís que adornan ventanas y otros elementos de la construcción de diseño geométrico, cercanos al art-déco, incluyendo una original ventana en forma de estrella, ignorándose todavía quien es su autor de la obra, aunque bien pudiera haber sido el ingeniero británico Bernard Haslip Brunton, socio de Luis Anaya.

Detalle del trencadís que recubre las puntiagudas ventanas de la tribuna principal

Lamentablemente su grado de conservación es bastante malo, al estar cerrada desde hace mucho tiempo y en situación de abandono. Además, ha perdido presencia y protagonismo, encerrada por edificios de bloques de pisos que se levantaron ocupando parte del terreno de la vivienda original, tal y como se puede observar al comparar las fotografías de la época con las actuales.

Luís Anaya
Luis Anaya Amorós [Cieza, 1865 – Cieza, 1951] nació en el seno de una familia que era originaria de la localidad alicantina de Elda. El inicio de su vida laboral comenzó en el "Bazar Anaya", un comercio familiar situado en la calle San Sebastián de Cieza, del fue que gerente durante un tiempo. 

Sus aspiraciones pronto sobrepasaron el ámbito del comercio, siendo la minería el primer sector en el que decidió invertir su capital, llegando a ser director gerente de varias minas de hierro y de sal alcalinotérrea, en la cercana Sierra de Ascoy.

No terminando de reportarle los beneficios que esperaba la extracción de minerales, abandonó ese proyecto en favor de otro enfocado en la industria textil. El hilado del esparto era desde finales del siglo XIX una industria incipiente en Cieza, con trabajos manuales y penosos ejercidos fundamentalmente por mujeres. Luis Anaya intuyó que la mecanización podría, además de abaratar el proceso, tanto aliviar el esfuerzo de las operarias, como mejorar la calidad de la mercancía y por tanto, dar la posibilidad de que se diversificaran los usos del esparto.
Bernard H. Brunton

Para este propósito se asoció al ingeniero británico Bernard Haslip Brunton, quien se había instalado en Cieza en 1896 para construir y dirigir la primera central hidráulica de producción de electricidad, y con quien obtuvo en 1909 su primera patente, una "Máquina de rodillos para machacar la fibra". Tres años más tarde, y una vez Anaya hubo conseguido en Barcelona el apoyo de importantes inversores, fundaron ambos la sociedad "Manufacturas Mecánicas de Esparto S.A.", de la que Brunton fue su Director Técnico.

En paralelo a aquello, Luis Anaya tuvo la iniciativa de levantar su propia fábrica, a la que puso su nombre, dedicada al hilado de sacos y capachos de esparto.​ La experiencia adquirida durante esos años se materializó en abril de 1915, en su primera patente en solitario, "Perfeccionamientos introducidos en la confección de sacos", a la que siguieron otras también relacionadas con la mejora del aprovechamiento textil de la fibra vegetal. 

Para una de ellas realizó un boceto de telar que originó un prototipo que necesitaba de maquinaria que no era posible encontrar en España.​ Con el objeto de solucionar esta dificultad, se desplazó al Reino Unido en donde contactó con diversas empresas especializadas en dispositivos de hilado, embarcando finalmente sus adquisiciones en Glasgow con destino a Cieza, vía Barcelona, desde donde llegaron en ferrocarril, no sin antes haber reclutado previamente a trabajadores experimentados de las fábricas algodoneras barcelonesas. El viaje a las islas británicas, y a Barcelona, debió de servirle para encontrar inspiración para el diseño de la vivienda objeto de esta entrada en el Blog.

La fábrica de Anaya sobrevivió a la guerra civil española, y para 1940 contaba ya con abundantes hiladoras distribuidas en varias naves en el Camino de la Estación de Cieza, una de ellas ocupada íntegramente por trenzadoras. 

En 1951 se produjo su fallecimiento, legando a sus hijos una firma que, bajo el nombre de "Sucesores de Luis Anaya Amorós", continuó en funcionamiento hasta 1970.

Además de sus patentes industriales r
elacionadas con el majado y las hilaturas del esparto, Anaya fue el inventor de otras innovaciones industriales que incluían un autómata, y el primer cajero automático del mundo dispensador de dinero, en este caso junto al mencionado ingeniero inglés Bernard H. Brunton.

Paso a transcribir parte del interesante artículo publicado por de Pascual Santos López titulado: CALENDARIOS, RELOJES Y UN CAJERO AUTOMÁTICO. CINCO PATENTES EN LA REGIÓN DE MURCIA Y DOS APLICACIONES DE PUBLICIDAD (1887-1928), en el que se explica con detalle el funcionamiento de este último invento:



“EL CAJERO AUTOMÁTICO DE BRUNTON Y ANAYA
Un invento en el que se utilizaría el tiempo para ayudar a controlar la débil voluntad del género humano sería el patentado por Brunton y Anaya en la Cieza de 1913. Se trataba de “Una caja mecánica repartidora de un cierto número de monedas con intervalos de tiempo determinados”. De esta manera titularon los dos inventores la patente 55.215 solicitada el 26 de marzo de 1913 y concedida el 15 del mes siguiente. El invento de Brunton y Anaya se podría considerar como precursor de los cajeros automáticos existentes en la actualidad.

Comenzando la segunda década del siglo XX, Cieza, ciudad industrial espartera del sureste español, acogía las empresas, industrias y esfuerzos innovadores de estos dos emprendedores que eran Brunton y Anaya.

Bernard Haslip Brunton (1871-1953), más conocido en Cieza como Bernardo H. Brunton, fue un ingeniero inglés que llegó a Cieza en 1896 para montar la primera central hidráulica de producción de electricidad, llamada por su propietario Juan Marín “La Fábrica San Antonio del Menjú” (Montes, 1999, p. 55). Brunton se quedó a dirigir la central hidroeléctrica y se afincó en Cieza, donde se casó y comenzó su actividad industrial como inventor, constructor y mantenedor de maquinaria, llegando a patentar, además del cajero, seis inventos relacionados con el majado y las hilaturas del esparto.

Luis Anaya Amorós (1865-1951), comerciante y empresario minero en Cieza, concibió desde joven la idea de hilar y tejer de forma mecánica el esparto para obtener tejidos suaves, tupidos y económicos. Para ello se necesitaba realizar una serie de tratamientos físico-químicos y procedimientos mecánicos que aportaran la suavidad necesaria a la hilaza de esparto. Anaya llegó a patentar, además del cajero, cuatro patentes relacionadas con el tratamiento de la hilaza del esparto y la confección de sacos.

Brunton por su parte creó también el “Garage Inglés” (Nueva Cieza, 24/08/1922, p. 5) que se dedicaba a la construcción y mantenimiento de todo tipo de maquinaria y calderería y también a la venta y reparación de vehículos. Anaya, por su cuenta, creó una fábrica de hilados y tejidos de esparto que llevaría su nombre y que se dedicaba a la fabricación de todo tipo de tejidos de esparto, filtros para el prensado de aceite y confección de sacos para abonos y transporte de minerales.


Fue precisamente en ese año de 1913, tan prolijo para estos dos inventores, cuando se deciden a patentar su idea concebida para ayudar al ahorro familiar utilizando el tiempo como elemento de control. El ingenio titulado “Una caja mecánica repartidora de un cierto número de monedas con intervalos de tiempo determinados” es descrito en su patente como una caja de caudales. En su interior contiene una serie de tubos verticales de diferentes diámetros donde se alojan las monedas que la familia dedicaría al gasto diario del hogar. Debajo de los tubos se encuentra una placa deslizante en la que se han realizado unos orificios circulares, de suficiente diámetro y espesor para que se aloje la primera de las monedas que se encuentran apiladas en cada tubo. La caja posee un reloj donde se puede preseleccionar un intervalo de tiempo determinado, a modo de despertador, que cuando alcanza la hora programada, y de forma automática, libera un pestillo o cerrojo que permite abrir la placa deslizante y sacar las monedas. Una vez introducida de nuevo dicha placa caen por su peso las monedas, encajándose cada una en su orificio. Al mismo tiempo se arma de nuevo el cerrojo comenzando un nuevo ciclo.

El documento de la patente está formado por una memoria mecanografiada que no tiene planos ni esquemas, quedando a la imaginación del lector cómo sería el cajero. Gracias a la familia Brunton se ha podido recuperar uno de los prototipos fabricados por los inventores, que se puede apreciar en las imágenes”.

FUENTES



9 comentarios:

  1. Gracias por la entrada, Guillermo. Conozco relativamente bien esa ciudad y, concretamente, esa plaza, que tiene su encanto, con el mercado y la casa Anaya objeto de presentación. Creo que también tiene cierto interés el edificio que hay un poquito más arriba, haciendo esquina con la calle peatonal, en cuyo bajo se sitúa el comercio "Hijos de Ramón García-Cortefiel", cuyos propietarios, al menos, parecen esmerarse en su conservación. Un cordial saludo.

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  2. Gracias Juan Carlos. Otro día les dedicaré otra entrada a esos edificios que mencionas. Por cierto, ¿sabes algo más del comercio que mencionas?. Yo no pude encontrar ninguna información, y dio la casualidad de que en mis vistas siempre estaba cerrado.

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  3. Procuraré obtener información a través de mis contactos ciezanos. Un saludo cordial.

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  4. Si averiguas algo, lo mejor será que me lo pases por un privado.

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  5. Soy de Cieza y lamentablemente no me extraña que se hable de esto, con la clase politica del PPSOE que padecemos en este municipio es cuestion de tiempo que esta preciosa y magnífica casa terminará desapareciendo, como desgraciadamente hicieron con nuestro cine-teatro Capitol, una joya no solo de la region de Murcia sno de toda España, que prefifieron echar abajo en vez de restaurarlo ... ya se sabe, donde haya dinerito fresco y comisiones por detrás, lo demás sobra.
    Quien venga a Cieza y vea esta casa por fuera se quedará muy sorprendido, porque no hay nada igual en la ciudad, y personalmente no creo que haya nada igual en toda España. La primera impresión es que parece una casa de novela o de pelicula de misterio, muy rara y curiosamente inquietante. Quien haya visto fotos de Cieza de los años 20 la habrá podido ver en medio de una plaza de España que no existía, todo aquello era prácticamente campo exceptuando algunas casas. Es una testigo de la urbanización de Cieza pero pobrecita, con politicos ciezanos y una ciudadanía indiferente a los viejos y antiguos simbolos de la ciudad, esta casa tiene los días contados. Solo falta que venga el constructor de turno y ya podremos despedirnos de ella.
    Saludos

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  6. el pp nunca gobernó cieza..por lo visto.
    si no, ya estaría comprada y restaurada .
    gracias por la historia gillermo.

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  7. De nada. A ver si hay suerte y la salvamos entre todos

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  8. Me interesa restaurarla con un buen inversor ,es muy importante la casa

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  9. Estaría muy bien si alguien pudiese invertir en ella.

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