domingo, 10 de mayo de 2015

34.- HUERTO DE LAS BOLAS - Ctra. N-301, Madrid-Cartagena, Km. 433. El Plan - Cartagena


La familia Llagostera en la terraza del “Huerto de las Bolas” 
Con motivo de le edición por parte de la Fundación Integra y del portal Región de Murcia Digital, de un extraordinario vídeo, en el que ha colaborado también la Comisión Beltrí 2012, y que gracias a la utilización de drones permite observar desde todos los ángulos una de las joyas del modernismo cartagenero, toca esta semana dedicar esta entrada al "Huerto de las Bolas", también conocida como "Torre Llagostera".

D. Esteban Llagostera i Punti [1847-1917] era natural de Manlleu, en la provincia de Barcelona, lugar en donde la familia Llagostera poseía una gran fábrica de tejidos gracias a la cual amasaron su fortuna. Siendo joven Esteban se instaló en Cartagena y sobrevivió a episodios muy difíciles como la Guerra del Cantón, o la epidemia de cólera. 

Alcanzó gran prosperidad con su empresa “Esteban Llagostera y Cª”, cuyo local comercial dedicado a la venta de tejidos estaba situado en los mismos bajos de su vivienda de la calle Mayor, la denominada Casa Llagostera”. Casado con Julia Molina Macabich no tuvieron descendencia directa, por lo que a su fallecimiento fueron sus sobrinos los encargados de seguir con el negocio.

El edificio original del “Huerto de las Bolas”, llamado así por los remates de las pilastras de las verjas de la finca, fue levantado en 1903, y sufrió varias reformas hasta que alcanzó su aspecto definitivo en 1918. El edificio original parece obra de Carlos Mancha, siendo el arquitecto Víctor Beltrí quien intervino en las sucesivas reformas que sufrió, añadiendo la torre y los motivos cerámicos, a los que eran tan aficionados tanto los propietarios, como el arquitecto.

Construido dentro de un gran jardín reúne todas las características de una mansión colonial. Encierra una mezcla de clasicismo y exotismo que lo hace muy atractivo. El cuerpo central es del tipo de casa de campo elemental, rodeada por un amplio porche con marquesina de columnas de hierro de la “Fundición Francisco Peña” de Murcia, siendo esta marquesina uno de los aspectos más llamativos del edificio. El porche tiene el aspecto de un invernadero sin cristales. 

En el extremo izquierdo de la fachada principal se levanta una torre cuadrada de cuatro plantas con una pequeña terraza, rodeada de una balaustrada que sobresale ligeramente a modo de balcón sobre la misma torre. Esta solución, unida a los cuatro floreros de cerámica de las esquinas, y la linterna recubierta de trencadís, en la que el arquitecto emplea, no sólo azulejos, sino también trozos de vajillas o botellas de múltiples colores que nos recuerdan a las obras del arquitecto Josep María Jujol, le da un cierto aire islámico. 

Una anécdota curiosa es que en la vivienda que los propietarios tenían en la calle Mayor de Cartagena, había otra torre en la terraza desde la que se hacían señales, transmitiéndose mensajes entre las dos casas por medio de banderas. 

En el interior, nada más franquear la puerta de la casa en la que pueden observarse las iniciales de los propietarios en la forja, se entra a un vestíbulo en el que hay sobre los marcos de las puertas diversas tallas de madera con motivos alusivos a la agricultura, el comercio y las bellas artes. En una de sus paredes hay una fotografía antigua, que reproducimos aquí, en donde se puede observar como era originalmente el abigarrado interior, en el que destacaba un estrafalario espejo.


En el salón de la derecha, según se entra, todavía se conservan las molduras de escayola coloreadas del techo que representan caras femeninas, y en el comedor que hay al fondo, frescos en el techo que representan una ingenua escena con mariposas y amorcillos. 

La cerámica también se utilizó profusamente en todo el exterior de la vivienda. Así en el porche los azulejos recubren todas las paredes con recuadros de diversos temas, formando unas composiciones vegetales muy modernistas. Hemos llegado a identificar que algunos de los paneles, con diseños vegetales de Luís Bru y Lluis Domènech i Montaner, procedían de la barcelonesa “Fábrica Hijo de Jaime Pujol i Bausis - La Rajoleta”.

En otros recuadros hay composiciones geométricas con cuadrados y círculos en azul, blanco y naranja, de moderno y atractivo diseño. En algunos de ellos se entrelazan las letras «E - LL», iniciales de Esteban Llagostera y «J - M», de su esposa Julia Molina. 

El edificio se encuentra en el interior de un jardín botánico de tipo mediterráneo, de gran valor histórico por la variedad de vegetación. Entre las especies que contiene este histórico jardín destacan los pinos y los palmitos, entre una amplia variedad de vegetación autóctona, que durante mucho tiempo ha convivido con pavos reales.

Es en este jardín donde el uso de los azulejos de todo tipo, forma y color, llega a su cenit en Cartagena, en un conjunto que nos recuerda al mismísimo Parque Güell de Gaudí. Así, magníficos diseños a base de trencadís son empleados en bancos, fuentes, maceteros, miradores y escaleras, configurando un conjunto único, siendo la gran joya desconocida del modernismo cartagenero. Lamentablemente el paso del tiempo y el vandalismo, han deteriorado gravemente este conjunto, que al parecer va a ser restaurado en 2024.

El conjunto fue adquirido por el Ayuntamiento de Cartagena, que concedió su explotación a un restaurante de cocina mediterránea-japonesa que lleva por nombre “Restaurante Casa Beltrí”. Sus propietarios, han hecho un gran esfuerzo por intentar preservar al máximo el edificio y su entorno, cosa que desde aquí queremos agradecer públicamente. 

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