Esta preciosa vivienda de Los Dolores ha llamado últimamente la atención de numerosas personas, al anunciarse por una inmobiliaria la venta de la planta baja, lo que nos ha permitido por primera vez observar como es su interior.
La reforma de este edificio le fue encargada en 1916 al jovencísimo arquitecto Lorenzo Ros Costa, que por entonces apenas contaba con 26 años, nada más llegar a Cartagena procedente de Figueres, localidad en la que había estado trabajando y había realizado diversas obras modernistas como la Casa Geli, el Teatro Municipal o la Casa Cruañas.
El encargo, realizado por D. Juan Barceló, consistió en añadir un piso a la vivienda que este poseía en el barrio de Los Dolores, a las afueras de Cartagena, así como reformar su fachada.
Ros, que venía muy influenciado por la arquitectura que se estaba realizando por esa época en Cataluña, concentró la decoración en entorno a las ventanas y los miradores. El arquitecto ejecutó dos proyectos, siendo el segundo el que finalmente fue ejecutado. En él se orienta hacía un modernismo gaudinista, que anticipa el déco por el que Ros se decantaría pronto, en el que destacan las ventanas de arcos escalonados con decoraciones cerámicas y el balcón principal que adopta una forma termal, que se repiten en la torreta que remata al edificio.
Los vanos de todas las fachadas tienen enmarcaciones y adornos de trencadís, predominantemente en tonos azules, combinados con unos bellos azulejos con motivos vegetales verdosos y azulados sobre fondo blanco, que semejan las flores de la glicinia y que se repiten también bajo el alero del tejado.
Reseñable también son los remates con formas vegetales de las rejas de las ventanas de la primera planta, idénticos a los que hay en la torre de Gaspar Fàbregas en Esplugues de Llobregat.
La terraza tiene un zócalo alto de azulejería cerámica y se cierra con una celosía de madera formada por arcos de herradura de inspiración neoislámica apoyados en delgados pilares, seis en el frente y dos en cada uno de los laterales.
Cada tramo se decora con tracería a base de listones concéntricos que atraviesan el arco simulando despiece de dovelas.
Estas estructuras de madera con celosía y tracería de inspiración islámica también las encontramos en algunos porches de otras viviendas del Campo de Cartagena, como en la Finca Lo Triviño en La Palma.
El interior conserva la decoración original policromada de los techos del salón principal, así como parte de la carpintería.
La venta de este edificio es una buena oportunidad para hacerse con una de las pocas piezas modernistas que se conservan de Lorenzo Ros, que apenas realizó obras en este estilo ya que muy pronto se adentró en el novecentismo y en el art-déco, y más tarde en el racionalismo.
Quisiera dar las gracias a Valentí Pons y José Antonio Rodríguez (jarm) por cederme sus fotografías, y a María José Lario por la descripción de la celosía neoislámica.