domingo, 1 de septiembre de 2024

168.- VILLA CALAMARI - Carretera de San Félix. San Félix- Cartagena

Entrada principal de Villa Calamari, antes de su saqueo y expolio
Año tras año, la prensa local sigue publicando noticias sobre nuevos incendios en la emblemática "Villa Calamari", también conocida como "Palacete Versalles" o "Villa de los Celdranes".

El primer propietario del terreno en donde se ubica esta mansión de las afuera de Cartagena, fue el empresario minero luxemburgués Guillermo Ehlers y Meyer, experto botánico que creó un parque en el que cultivó y aclimató nuevas especies de plantas traídas de ultramar. 

Fue su segundo propietario, el italiano Camilo Calamari Rossi, quien hacia 1900 encargó al arquitecto Víctor Beltrí la construcción de una casa en uno de los parajes más bellos de Cartagena. 

La villa de estilo ecléctico, con elementos modernistas, era de planta cuadrada con dos pisos y semisótano y tenía un segundo bloque anexo de una sola planta y semisótano. El cuerpo cuadrado tenía en dos frentes un cuerpo de mirador. La fachada principal consta de un pórtico con arcos rebajados y de medio punto que descansan sobre columnas toscanas. Sobre el pórtico había una amplia galería con cierres de madera, hoy prácticamente destruida. 




Los materiales utilizados eran de mármol para el zócalo y pórtico y, para el resto de los muros, ladrillo rojizo y piedra artificial. En el interior se conservaban algunas habitaciones decoradas con pinturas de flores y pájaros. 

Las dos entradas al edificio, la principal del pórtico y la lateral del otro bloque, marcaban como dos zonas de la vivienda: una más solemne, y otra de diario. El ala lateral, estructurada en torno a un pasillo central, englobaba las habitaciones de uso más cotidiano. El bloque principal tenía un vestíbulo alargado que formaba una "L" con el pasillo anexo. 

En la convergencia de los dos se levantaba la escalera con una barandilla de diseño ligeramente modernista, hoy desaparecida al haber sido salvajemente arrancada, y con decoración de temas pompeyanos. La iluminación se realizaba a través de una vidriera de temática floral modernista, situada en el muro frontal, también hoy completamente destruida. 

Papeles pintados de una de las habitaciones, hoy destruidos por un incendio
Una de las vidrieras de la escalera, hoy completamente destruida

Frescos pompeyanos de la escalera, hoy completamente expoliada

Galería de madera, hoy prácticamente destruida

En el jardín el arquitecto realizó una ordenación de rincones y fuentes con piedras rústicas. También levantó unos interesantes palomares rústicos, muy del estilo de las construcciones del “Parque Güell” en Barcelona. 

Los jardines en su época de esplendor

Preciosa fuente modernista, hoy  inexistente

Palomares gaudinianos
Tras Calamari, la casa pasó a ser propiedad del industrial Pérez Milá, y en la postguerra fue adquirida por el también propietario minero Ángel Conesa Celdrán, quien restauró el jardín, que se encontraba en perfecto estado de conservación cuando F. J. Pérez Rojas publicó su libro. Por aquel entonces albergaba la colección Celdrán, que reunía interesantes piezas de pintura y cerámica del siglo XIX. 

Este propietario, a su vez, restauró el palacete según proyecto del arquitecto Pedro Antonio San Martín Moro, dotándolo de un templete o mirador, de estilo clásico, sobre el propio edificio. Tras la muerte de Celdrán, los herederos vendieron la finca, la cual fue adquirida en 1997 por un conocido grupo inmobiliario.

El “Palacete de Versalles”, nombre por el que se conoce popularmente a la “Villa Calamarí”, fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, por Decreto 69/2012 de 18 de mayo, a instancias de las asociaciones conservacionistas de la ciudad. Desde entonces, en lugar de estar mejor conservado y protegido, la finca fue escenario de innumerables incendios intencionados que afectaron al sótano del palacete, y arrasaron prácticamente todo el jardín destruyendo todo el arbolado singular que quedaba en la finca. 

En el año 2000 se habían dictado una serie de ordenes por la Dirección General de Cultura, que instaban a los propietarios del edificio, a reparar el vallado de la finca para evitar el acceso de expoliadores, tapiar los muros del edificio, limpiar la casa interiormente de cristales, para evitar el deterioro del suelo de madera, cerrar las puertas y ventanas para evitar el paso al interior, retirar todas las ramas secas abandonadas en el entorno del palacio, limpiar de maleza, regar y mantener el arbolado, podar las palmeras y pinos, custodiar las piezas de la fuente de plomo para su posterior restauración, cerrar el lavadero y mantener la vigilancia de una forma permanente, pero los propietarios poco hicieron para cumplir estas ordenanzas, y su saqueo y expolio continuaron. En 2005 sufrió un nuevo incendio que afectó a unos cien metros del techo de la primera planta, que se acabó desplomando.

Actualmente el edificio es una auténtica ruina, a pesar de las infructuosas denuncias realizadas por vecinos, y asociaciones como la Comisión Beltrí 2012. Para colmo, se ha puesto de moda como lugar "paranormal" y "misterioso", lo que ha terminado de darle la puntilla.





La barbarie más absoluta, gracias a la desidia de propietarios y autoridades, han acabado con lo poco que quedaba de "Villa Calamari"
(Imágenes de Finca Versalles de Cartagena en flickr)

En el año 2014 fue incluida en la Lista Roja de Hispania Nostra, del patrimonio de España en riesgo de desaparición, y allí sigue, siendo firme candidata a engrosar pronto la Lista Negra. 

Hoy en día ya no queda casi nada en pie, y mucho nos tememos que muy pronto será derribado. Estos videos son un buen reflejo de la realidad de "Villa Calamari".





D. Camilo Calamari Rossi, fue un italiano que se instaló en fecha indeterminada en Cartagena, siendo de 1894 las primeras noticias suyas que aparecen en la prensa local. 

Casado con Javiera Bosh, hija de Francisco Bosch Montaner, consignatario de la Compañía Trasatlántica, fue: Presidente del Sindicato Minero de Cartagena; miembro electo de la Cámara de Comercio; propietario de las minas de "La Parreta", en Alumbres, y "Lolita" y "Lucrecia", en Cartagena; Cónsul de Italia en Cartagena; y director de la factoría de la "Sociedad Franco-Española de Explosivos y Productos Químicos" de Alumbres, inaugurada el 23 de diciembre de 1895.

Fotografía: Archivo Pedro Escudero
El origen de esta empresa fue la fábrica de "Explosivos de Garrabino", que surgió a partir de que el Ayuntamiento de Cartagena autorizara en marzo de 1890 a Miguel Zapata y Ricardo W. Barrington a instalar su fábrica de ruborita en el Coto Garrabino, en la Diputación de Alumbres. 

A finales de 1893 estos mismos empresarios informaban de haber traspasado la propiedad a Eugenio Juan Barbier, que se convirtió en su presidente, y que al parecer había descubierto una forma más barata para fabricar la ruborita. Barbier sustituyó las carísimas cámaras de plomo y condensadores de platino, por pequeños depósitos de arcilla refractaria.  

Directivos y jefes de Garrabino en las escalinatas de Villa Calamarí 1919. Es probable que entre ellos se encontrara en propio Camilo Calamari. 
(Foto: Concepción Raja Álvarez, extraída del Blog Historias de Alumbres)

Quisiera dar las gracias a Loli de Prada, José Antonio Rodríguez, ctpatrimonio, Pedro Escudero, Finca Versalles de Cartagena, Concepción Raja, a Cartagena TV y Toni Gálvez, por las fotografías y los videos que ilustran esta entrada. Así mismo a la Comisión Beltrí 2012 y a todos los que desde hace muchos años han luchado infructuosamente por intentar salvar esta joya.

FUENTES