Cuando los visitantes llegan a la ciudad
de Cartagena y enfilan su calle Mayor, inmediatamente se topan con la sucursal
bancaria del Banco de Sabadell, instalada en los bajos de antigua casa de Serafín Cervantes
Contreras, el minero picador originario de la localidad
almeriense de Turre, que haciendo de “partidario” encontró el filón de
plata de “El Cabezo Rajao”, lo que le proporcionó una inmensa
fortuna. Este edificio, construido entre 1897 y 1900, sobre proyecto
del gran arquitecto Víctor Beltrí Roqueta, supuso la introducción del
modernismo en la provincia de Murcia, y fue su primera obra documentada en Cartagena de dicho autor.
Vista actual de la planta baja de la Casa Cervantes |
Los mismos bajos en una imagen de 1901. Puede observarse que los ventanales no tenían rejas |
La mayoría de la gente piensa que las
artísticas rejas de los ventanales de dicha planta, son parte de la
construcción original, pero nada más alejado de la realidad, si se fijan bien
en las fotografías de la época, ya que lo que realmente ocupaba todos los
bajos de la casa fue el Café - Restaurante de
España.
Del interior de este establecimiento, sólo se conocen dos fotografías que aparecieron publicadas en 1901 en el nº 101 de la prestigiosa revista "Arquitectura y Construcción", con motivo de un reportaje especial que dedicaron a la mencionada Casa Cervantes.
En ellas se pueden observar, además de sus decoración
plenamente modernista, los frescos que adornaban sus techos y paredes, obra de
los pintores Antonio de la Torre y López
[Murcia, 1862 - Murcia, 1917], y José Martínez, así como las mesas de fundición
diseñadas por el escultor Francisco Requena Hernández [Cartagena, 1840 –
Cartagena, 1909].
Reproducimos aquí la reseña que aparecía
en la “Guía de Cartagena” de los hermanos Estrada, publicada en 1902, y en la que se describían tanto el Café como el Restaurante de España:
“Entre los cafés de la calle Mayor
sobresale el de España: el decorado de su magnífico salón es hermosísimo, las
pinturas y espejos atraen igualmente la vista y la admiración de los
concurrentes; únase a esto que todas las noches o casi todas hay concierto a
cargo de un excelente sexteto, y que el café se comunica con el restaurant del
mismo nombre, uno de los más lujosos y bonitos de Cartagena, no solo por el
derroche de pinturas sobresalientes que en él se ha hecho, sino también por la
comodidad y desahogo de sus cuartos y comedor principal”
Como bien conocen todos los cartageneros, este café pasó
a la historia cuando el maestro Antonio Álvarez Alonso [Martos, 1867 -
Cartagena, 1903] compuso el inmortal pasodoble “Suspiros de España”.
Hay diversas versiones sobre cómo y dónde sucedió este
hecho, pero esta es la que más me ha gustado. Paso a trascribir las
palabras pronunciadas por D. Enrique Poblet Barceló, miembro de la Asociación
de personal docente jubilado de la Universidad Politécnica de Madrid en una de
sus conferencias:
“En uno de los descansos del sexteto (que habitualmente
amenizaba las veladas en el Café de España), surgió lo que cristalizaría en una
obra concebida en el calor de una polémica que sostuvieron los literatos con un
músico que había llegado a Cartagena, que colaboraba con la banda de música de
Infantería de Marina y que había cogido fama de componer e improvisar las
músicas más audaces e inspiradas que jamás se habían escuchado, alardeando de
espontaneidad y rapidez en su composición.
Se llamaba el Maestro, Antonio Álvarez Alonso y sostenía
ante sus interlocutores que era capaz de componer un pasodoble cuando quisiera
y dárselo inmediatamente a los músicos, que amenizaban los locales del Café
España para que lo interpretasen de inmediato; pero tendría que hacerlo con el
estómago lleno.
Aceptado el desafío mandaron al camarero al extremo de la
misma calle Mayor para que trajese de la confitería algunos dulces que le
sirviesen de inspiración, eligiendo unos pasteles llamados “Suspiros”, que eran
como “pinachos o bartolillos” hechos con azúcar, manteca y huevo, con la
consistencia parecida a un merengue.
El músico requirió papel y lápiz y empezó a escribir
sobre el mármol del velador en que estaban tomando el café y cuando volvió el
camarero con su encargo ya estaba casi compuesto el pasodoble y tarareado por
su autor. Resultaban tan agradables sus ritmos, que inmediatamente fue aprobado
y coreado por la asamblea y se le exigió al maestro Álvarez que lo pusiese en
limpio y lo firmase, puesto que había entusiasmado a los presentes, y que lo
diese a los músicos, que contagiados del entusiasmo general lo interpretaron,
coreándolo todos los presentes en el Café, aclamando al maestro Álvarez y
pidiéndole que le pusiese nombre, que surgió espontáneo, dado sus orígenes.
Nombre que luego se haría famoso mundialmente y que fue SUSPIROS DE ESPAÑA.
Fue estrenado, interpretado por la Banda del Tercio de
Levante de Infantería de Marina, dirigida por el maestro Ramón Roig Tomé, la
víspera del Corpus Christi de 1902, ante el altarcillo que se armaba para la
procesión en la plaza de San Sebastián, cerca de Capitanía General de
Cartagena.”
Pero cuando realmente el pasodoble "Suspiros de España"
alcanzó fama universal, fue al ser interpretado en 1938 por la tonadillera
Estrellita Castro [Sevilla, 1908 - Madrid, 1983] como tema central de la
película del mismo nombre, con letra de Juan Antonio Álvarez Cantos, sobrino
del compositor, pasando desde entonces a ser considerado como el tema que
representaba por antonomasia, la tristeza y la melancolía de los emigrantes
españoles, llegando incluso a ser propuesto como nuevo himno nacional.
Lamentablemente tanto el café como el restaurante desaparecieron hace muchos años, en fecha desconocida por nosotros, privando a Cartagena de una de sus mejores joyas.
Cómo siempre estaríamos muy agradecidos si alguien nos
pudiese aportar alguna otra fotografía del local, información sobre la fecha de
su desaparición, o información adicional sobre el pintor José Martínez, del que
no hemos sido capaces de encontrar nada hasta ahora.