martes, 24 de febrero de 2015

28.- CAFÉ - RESTAURANTE DE ESPAÑA - C/ Mayor, 11. Cartagena



Cuando los visitantes llegan a la ciudad de Cartagena y enfilan su calle Mayor, inmediatamente se topan con la sucursal bancaria del Banco de Sabadell, instalada en los bajos de antigua casa de Serafín Cervantes Contreras, el minero picador originario de la localidad almeriense de Turre, que haciendo de “partidario” encontró el filón de plata de “El Cabezo Rajao”, lo que le proporcionó una inmensa fortuna. Este edificio, construido entre 1897 y 1900, sobre proyecto del gran arquitecto Víctor Beltrí Roqueta, supuso la introducción del modernismo en la provincia de Murcia, y fue su primera obra documentada en Cartagena de dicho autor. 

Vista actual de la planta baja de la Casa Cervantes
Los mismos bajos en una imagen de 1901.
Puede observarse que los ventanales no tenían rejas
La mayoría de la gente piensa que las artísticas rejas de los ventanales de dicha planta, son parte de la construcción original, pero nada más alejado de la realidad, si se fijan bien en las fotografías de la época, ya que lo que realmente ocupaba todos los bajos de la casa fue el Café - Restaurante de España.

Del interior de este establecimiento, sólo se conocen dos fotografías que aparecieron publicadas en 1901 en el nº 101 de la prestigiosa revista "Arquitectura y Construcción", con motivo de un reportaje especial que dedicaron a la mencionada Casa Cervantes.




En ellas se pueden observar, además de sus decoración plenamente modernista, los frescos que adornaban sus techos y paredes, obra de los pintores Antonio de la Torre y López [Murcia, 1862 - Murcia, 1917], y José Martínez, así como las mesas de fundición diseñadas por el escultor Francisco Requena Hernández [Cartagena, 1840 – Cartagena, 1909].

Reproducimos aquí la reseña que aparecía en la “Guía de Cartagena” de los hermanos Estrada, publicada en 1902, y en la que se describían tanto el Café como el Restaurante de España:

“Entre los cafés de la calle Mayor sobresale el de España: el decorado de su magnífico salón es hermosísimo, las pinturas y espejos atraen igualmente la vista y la admiración de los concurrentes; únase a esto que todas las noches o casi todas hay concierto a cargo de un excelente sexteto, y que el café se comunica con el restaurant del mismo nombre, uno de los más lujosos y bonitos de Cartagena, no solo por el derroche de pinturas sobresalientes que en él se ha hecho, sino también por la comodidad y desahogo de sus cuartos y comedor principal

Como bien conocen todos los cartageneros, este café pasó a la historia cuando el maestro Antonio Álvarez Alonso [Martos, 1867 - Cartagena, 1903] compuso el inmortal pasodoble “Suspiros de España”.

Hay diversas versiones sobre cómo y dónde sucedió este hecho, pero esta es la que más me ha gustado. Paso a trascribir las palabras pronunciadas por D. Enrique Poblet Barceló, miembro de la Asociación de personal docente jubilado de la Universidad Politécnica de Madrid en una de sus conferencias:

“En uno de los descansos del sexteto (que habitualmente amenizaba las veladas en el Café de España), surgió lo que cristalizaría en una obra concebida en el calor de una polémica que sostuvieron los literatos con un músico que había llegado a Cartagena, que colaboraba con la banda de música de Infantería de Marina y que había cogido fama de componer e improvisar las músicas más audaces e inspiradas que jamás se habían escuchado, alardeando de espontaneidad y rapidez en su composición.
Se llamaba el Maestro, Antonio Álvarez Alonso y sostenía ante sus interlocutores que era capaz de componer un pasodoble cuando quisiera y dárselo inmediatamente a los músicos, que amenizaban los locales del Café España para que lo interpretasen de inmediato; pero tendría que hacerlo con el estómago lleno.
Aceptado el desafío mandaron al camarero al extremo de la misma calle Mayor para que trajese de la confitería algunos dulces que le sirviesen de inspiración, eligiendo unos pasteles llamados “Suspiros”, que eran como “pinachos o bartolillos” hechos con azúcar, manteca y huevo, con la consistencia parecida a un merengue.
El músico requirió papel y lápiz y empezó a escribir sobre el mármol del velador en que estaban tomando el café y cuando volvió el camarero con su encargo ya estaba casi compuesto el pasodoble y tarareado por su autor. Resultaban tan agradables sus ritmos, que inmediatamente fue aprobado y coreado por la asamblea y se le exigió al maestro Álvarez que lo pusiese en limpio y lo firmase, puesto que había entusiasmado a los presentes, y que lo diese a los músicos, que contagiados del entusiasmo general lo interpretaron, coreándolo todos los presentes en el Café, aclamando al maestro Álvarez y pidiéndole que le pusiese nombre, que surgió espontáneo, dado sus orígenes.
Nombre que luego se haría famoso mundialmente y que fue SUSPIROS DE ESPAÑA.
Fue estrenado, interpretado por la Banda del Tercio de Levante de Infantería de Marina, dirigida por el maestro Ramón Roig Tomé, la víspera del Corpus Christi de 1902, ante el altarcillo que se armaba para la procesión en la plaza de San Sebastián, cerca de Capitanía General de Cartagena.”


Pero cuando realmente el pasodoble "Suspiros de España" alcanzó fama universal, fue al ser interpretado en 1938 por la tonadillera Estrellita Castro [Sevilla, 1908 - Madrid, 1983] como tema central de la película del mismo nombre, con letra de Juan Antonio Álvarez Cantos, sobrino del compositor, pasando desde entonces a ser considerado como el tema que representaba por antonomasia, la tristeza y la melancolía de los emigrantes españoles, llegando incluso a ser propuesto como nuevo himno nacional.



Lamentablemente tanto el café como el restaurante desaparecieron hace muchos años, en fecha desconocida por nosotros, privando a Cartagena de una de sus mejores joyas.

Cómo siempre estaríamos muy agradecidos si alguien nos pudiese aportar alguna otra fotografía del local, información sobre la fecha de su desaparición, o información adicional sobre el pintor José Martínez, del que no hemos sido capaces de encontrar nada hasta ahora.



domingo, 15 de febrero de 2015

27.- VÍCTOR BELTRÍ Y ROQUETA (Tortosa, 1862 - Cartagena, 1935): Arquitecto


Víctor Beltrí en 1894, justo antes de instalarse en Cartagena.
(Fotógrafo desconocido: Colección Guillermo Cegarra Beltrí)
El 4 de febrero del 2015 se cumplieron 80 años del fallecimiento del más importante arquitecto modernista que trabajó en la provincia de Murcia, y desde aquí también nos sumarnos al homenaje que se le rindió tanto en la prensa escrita como en diversos medios audivisuales.

Víctor Beltrí y Roqueta, nació en el seno de una familia humilde y con pocos recursos económicos, siendo su padre el escultor, dibujante y músico José María Beltrí Belilla (1829-1898), y su madre la maestra Mª Carmen Roquetas Estampres (1829-1887). El ambiente intelectual de la familia ejerció una influencia decisiva en los primeros años del futuro arquitecto. En su juventud formó parte de un grupo de jóvenes artistas tortosinos aspirantes a pintores o escultores, entre los que destacaba el famoso escultor Domingo Agustín Querol y Subirats (1860-1909), siendo la pintura la primera inclinación de Beltrí.

En septiembre de 1880 se traslada a Barcelona para matricularse de forma simultánea, durante dos cursos, en la Escuela de Arquitectura, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y en la Escuela Oficial de Bellas Artes. A partir del curso 82-83 sólo se matricula en la Escuela de Arquitectura. Aquí recibe las enseñanzas de un grupo de profesores encabezados por su Director Elías Rogent y Amat (1821-1897), y entre los que destacaban Augusto Font y Carreras (1845-1924), Lluis Domènech i Montaner (1849-1923) y José Vilaseca y Casanovas (1848-1910). En dicha Escuela recibió una formación ecléctica, en la que se concedía gran importancia, junto a la técnica, a la preparación artística.

Para poder costearse los estudios tuvo que trabajar en el estudio del propio Augusto Font, en donde llega a alcanzar el puesto de delineante jefe. Durante estos años en Barcelona al parecer trabajó con Antonio Gaudí y Cornet (1852-1926), y aunque no está claro en qué consistió su colaboración, se piensa que debió de hacerlo en la Casa Vicens, en donde quedaría muy influido por el orientalismo y el empleo masivo de la cerámica. Buen alumno, finalizó la carrera en diciembre de 1886.
Sello del arquitecto, hallado por Juan Ignacio Ferrández
en un documento del Archivo Municipal de Cartagena
A la terminación de sus estudios se traslada a Tortosa para ejercer como Arquitecto Municipal entre 1887 y 1890, año en que, por avatares políticos, se ve obligado a presentar la dimisión junto con otros profesionales del consistorio. Lo más destacado de su paso por esta ciudad va a ser la ordenación de los Ensanches, la reforma del Mercado de Abastos (1886-87), la Audiencia de lo Criminal y Juzgados (1888) y el Palacio Montagut (1889), así como numerosas intervenciones en obras públicas (puentes, carreteras...) y urbanísticas (calles, plazas, alcantarillado...).

En 1890 se traslada a Gandía (Valencia) para ocupar la plaza de Arquitecto Municipal. El Ayuntamiento le encarga una serie de trabajos importantes, tales como el diseño del proyecto del Ensanche del Grao (1891-92), la Iglesia del Grao (1891), el Mercado (1892), el Matadero Municipal (1893) y las Escuelas públicas y Oficinas de Correos y Telégrafos (1893). Ninguna de estas obras fue construida a pesar de ser aprobadas, probablemente por ser proyectos demasiado avanzados para los regidores de la villa. De su paso por esta ciudad, hay que resaltar además, su labor pedagógica y social, ya que allí fundó unas clases gratuitas de dibujo para obreros.

Cansado de esta situación, a mediados de 1893 presentó la dimisión, tras ganar una plaza como Arquitecto Inspector Técnico de la Hacienda de la provincia de Murcia, instalándose en su capital. En 1895 se traslada a vivir a Cartagena que en aquellos momentos era una ciudad en plena reconstrucción tras la sublevación cantonal, con una economía floreciente como consecuencia del auge experimentado por la industria minera.




A principios de 1897 Beltrí abandona su puesto de Arquitecto Provincial de Hacienda para dedicarse exclusivamente al ejercicio libre de la profesión, realizando importantes obras para los acaudalados propietarios mineros, ejecutando, durante la primera veintena del siglo XX, lo mejor de su producción modernista con obras en Cartagena y sus pedanías tan destacadas, como:
Entre 1924 y 1929, ejerció como Arquitecto Municipal Auxiliar de Cartagena. Durante ésta época, en que ostentaba la Alcaldía Alfonso Torres, se ejecutan numerosísimas obras públicas y de ornato, en las que a menudo interviene Beltrí, tanto individualmente como en colaboración con el Arquitecto Municipal titular Lorenzo Ros, en las que incorpora el regionalismo a sus diseños (Casa de Pedro Marín), influenciado por la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

Fotografía oficial de V Congreso de Arquitectos
celebrado en Valencia en 1909. Se puede observar
 a Beltrí en el centro mirando hacia su izquierda.
Entre 1929 y 1932, y tras su cese como Arquitecto Municipal en Cartagena, realizó más de cien obras en la ciudad de Murcia y en sus pedanías, entre las que destacan algunos grandes edificios como el Casino de La Ñora (1931), así como alguna obra importante en los Alcázares (Casa del Inglés), Lorca (Casa Cachá), aproximándose en su última época al art déco en Cartagena (Club de Tenis de Cartagena, Chalet para Carmen Beltrí), o en Los Urrutias (Hotelito Azul), e incluso al racionalismo. 

Además de en La Unión (Antiguo Mercado Público Municipal (proyecto), Casa CortésPanteón Pedro y Manuel Salmerón) y Portmán (Casa del Tío Lobo, Círculo “El Progreso”..); en Mazarrón (Panteón Francisco PovoPanteón Martínez Oliva), y la mencionada Lorca (Huerto Ruano (reforma), Panteón Millán Sastre), se piensa que tal vez pudo trabajar en otras localidades de la provincia tales como: Totana (Huerto de la Torreta); Bullas (Casa de los Melgares, Palacete de Fuente de la Higuera); Fortuna (Casino del BalnearioHotel Balneario, Casa Palazón); Lorquí (Casa Martínez Lozano); Torre Pacheco (Casa Manzanares); Totana (Huerto de la Torreta); o San Javier (Chalet del Conde de Campillos), todas ellas sin documentar. 

También tenemos constancia de su actividad profesional fuera de la región, en lugares como Melilla (dirección de obras de la remodelación de la Plaza de España) y posiblemente Palma de Mallorca (Asilo de Ancianos), además de las ya mencionadas Tortosa y Gandía, en donde destaca el modernista Palacete París.

Palacete París la mejor y más importante
obra modernista existente en Gandía.
@ Guillermo Cegarra Beltrí