Fotografías que muestran el aspecto original de la vivienda al poco de ser construida. (Fondo Casaú) |
Retrato de D. Fernando Delmas |
Este Intendente Mercantil se había trasladado a Cartagena desde su residencia en Cataluña, al ser contratado por la empresa fabricante de muebles curvados “ALEJANDRO DELGADO Y CIA.”, llegando a ser socio de dicha empresa poco tiempo más tarde. En 1918, tras la muerte del titular principal de la empresa, D. Alejandro Delgado de la Guardia, se liquidó la citada mercantil y se constituyó una nueva empresa llamada “FERNANDO DELMÁS Y CÍA.”.
Entre los posteriores propietarios de la vivienda figuraron, el cónsul de Suecia en Cartagena D. Augusto Siljestrom, empresario dedicado al comercio marítimo, y D. Diego Pérez Espejo, conocido médico y político cartagenero, con cuyo nombre se identifica también a la vivienda. El inmueble también fue ocupado por el sindicato anarquista CNT durante la Guerra Civil.
Imagen en la que se puede observar el interior original. Los personajes que figuran en la puerta pensamos que son D. Augusto Siljestrom y su hijo. (Fotografía: Fondo José Casaú) |
El edificio muestra una tipología habitual en viviendas del campo de Cartagena y Murcia, caracterizadas por su volumen cuadrangular de un solo cuerpo, al que se superpone una torre central.
En su origen la torre estaba cubierta por una magnífica cúpula semiesférica con decoración modernista de trencadís, rematada con un elemento muy similar al yamur de las mezquitas. La mencionada cúpula ya no existe puesto que se derrumbó de forma estrepitosa, afortunadamente sin causar víctimas, al poco tiempo de su construcción, concretamente el 9 de noviembre de 1927, bien porque fuera mal construida, o porque sufriera algún tipo de daño como consecuencia del intenso seísmo acaecido el 24 de octubre de ese mismo año, con epicentro en Totana, apenas quince días antes de su derrumbe. Lamentablemente la cúpula no fue reconstruida, siendo reemplazada por la cubierta actual de teja árabe a cuarto aguas, que le quita al edificio toda la gracia que tenía inicialmente.
Aspecto actual tras la última remodelación. |
Las fachadas del edificio se abren con vanos en forma de arco de herradura que corresponden a la puerta central y a los grandes ventanales laterales. Los arcos se enmarcan con alfiz, y se apoyan en sencillas columnas con capitales cilíndricos. En las albanegas se dispone una colorida decoración a base de trencadís de piezas cerámicas, similar al de la cúpula original. Las molduras que enmarcan el alfiz se decoran con tres listones finos en relieve, que nos recuerdan algunos detalles del modernismo vienés sezession.
Sobre los arcos hay un friso con decoración cerámica que recorre todo el perímetro del edificio, y sobre éste, una cornisa, hoy sustituida por tejadillo. La planta baja se remata con una barandilla que cierra la terraza superior. Los vanos de la torre, dos en cada fachada, repiten el repertorio decorativo de los de la planta inferior.
Sobre los arcos hay un friso con decoración cerámica que recorre todo el perímetro del edificio, y sobre éste, una cornisa, hoy sustituida por tejadillo. La planta baja se remata con una barandilla que cierra la terraza superior. Los vanos de la torre, dos en cada fachada, repiten el repertorio decorativo de los de la planta inferior.
Esta combinación de estilo neoislámico con azulejería, que también hemos observado en otros edificios de la Región, como en el Casino del Balneario de Fortuna, nos lleva a atribuir la autoría del edificio al arquitecto Víctor Beltrí Roqueta, de quien tenemos constancia que proyectó en mayo de ese mismo año una casa en la misma diputación de La Aparecida, en una dirección no especificada en el proyecto.
El edificio sufrió un lamentable estado de abandono durante unos años, llegando a darse situaciones de deterioro irreversible en las que se destruyeron gran parte de los elementos cerámicos, especialmente en el interior, donde se perdió un zócalo de azulejos de Triana con reflejos metálicos que revestía el patio central.
En 2009, con el afán de recobrar el esplendor original del exterior, fueron restaurados todos los elementos originales de la fachada, y se fabricaron otros similares con moldes. Algunos elementos cerámicos desaparecidos fueron reemplazados por otros de diferente diseño, como hemos podido observar en el friso, en los alfices de los arcos de la torre y en los pilares de las balaustradas.
Actualmente el edificio ha sido acondicionado para su uso como centro cultural.
Quisiera dar las gracias a Pedro Escudero por hacerme participe de su descubrimiento sobre el propietario de esta vivienda, y a María José Lario por la descripción de los elementos neoislámicos del edificio y por su fotografía.
Fuentes
Quisiera dar las gracias a Pedro Escudero por hacerme participe de su descubrimiento sobre el propietario de esta vivienda, y a María José Lario por la descripción de los elementos neoislámicos del edificio y por su fotografía.
Fuentes
- Diario “El Porvenir” 10/11/1927.
- MONTES BERNÁRDEZ, R. “Los terremotos que vivió la Región entre 1800 y 1930”. Periódico “La Opinión de Murcia”, 15/5/2011.
- SÁNCHEZ CONESA, J. “La Casa Moruna de La Aparecida”. Periódico “La Verdad”, 17/7/2019.