sábado, 24 de marzo de 2018

93.- CASA DE ACACIO MATEO - C/ Ortega Melgares, 15. Barrio de San Cristóbal - Lorca


A pesar de su enorme éxito la vida del estilo modernista fue muy corta, ya que muy pronto pasó de moda al ser consideradas las obras realizadas en dicho estilo algo excesivo y, paradójicamente, anticuado.

A pesar de ello, algunas de sus facetas calaron profundamente, no sólo entre las clases más adineradas, sino también entre las más humildes, siendo a menudo adoptadas por el pueblo llano. Así el trencadís siguió siendo utilizado en múltiples ocasiones, sobre todo en fachadas, pozos, aljibes y jardines, en numerosas viviendas especialmente de las zonas costeras levantinas, destacando en la provincia de Murcia la localidad de Los Nietos, en las orillas del Mar Menor.

Tal vez la joya de la corona de este revival del modernismo se encuentra en el humilde Barrio de San Cristóbal de Lorca, en donde Acacio Mateo Pérez-Castejón (Motril, 1905 – Lorca, 2003), decidió redecorar su modesta vivienda dándole un aire orientalizante a base del empleo masivo de la cerámica y el trencadís, tanto en su exterior como en el interior, hoy imposible de visualizar, por el fallecimiento del propietario. 

La vivienda, incrustada entre otras dos casas anodinas, costa de planta baja y un piso, rematado por una azotea. 

Planta baja

Primer piso y azotea. Se puede observar que sólo queda el balcón
de la izquierda, ya que el otro lo arrancó un camión.
En el bajo se ubican la puerta de acceso y una ventana de celosía, y en la planta superior dos preciosas ventanas de estilo oriental que daban a dos balcones curvilíneos en la planta alta, y decimos daban porque uno de ellos fue arrancado hace unos años por un camión.

Detalle del balcón

Remata el edificio una interesante balaustrada, sobre una banda de motivos orientales que discurre a lo largo de toda la fachada. Parece ser que para realizar las ventanas Acacio moldeó previamente las formas de hormigón en moldes de madera. Posteriormente procedió a recubrir toda la fachada con azulejos tanto enteros como en forma de trencadís.

Detalle del trencadís de la fachada
Usaremos las palabras de Francisco Javier Pérez Rojas, que fue quien primero publicó sobre esta obra, para imaginarnos cómo es la casa por dentro: “Pero el despliegue más peculiar del edificio tiene lugar en el interior, donde la mayor parte del mobiliario es de albañilería y está recubierto igualmente de trencadís como es el caso de la mesa del comedor, el aparador, los cuadros, e incluso la cama y las mesillas de noche. Dispone en el interior de una fuente y gruta también recubiertas. Otros detalles de la galería trasera de la planta alta, que pude apreciar desde una casa vecina, dejan ver cómo se extiende el trencadís por los marcos y más ínfimos detalles. Una especie de mineralización cerámica rutilante sustituye el ensueño de la gruta del paraíso”.

Al parecer la ornamentación de la casa se inició antes de la Guerra Civil y tardó más de veinte años en completarse.

Panteón de la familia de Acacio Mateo
(JAIME INSA / AGM Periódico "La Verdad" de Murcia)
El mismo Acacio realizó en 1963 el panteón familiar en el Cementerio de San Cristóbal de esta ciudad, siguiendo las mismas pautas que en su vivienda, del que nos ocuparemos en este blog en una futura entrada.

Poco se sabe de la vida de Acacio Mateo. Nacido en la localidad granadina de Motril, ignoramos el motivo por el cuál la familia se trasladó a la ciudad de Lorca. 

Parece que Mateo hizo su servicio militar en Barcelona en donde debió quedar profundamente impresionado por la obra de Antoni Gaudí. 

Al parecer pronto empezó a traer azulejos de la capital catalana a su casa de Lorca en la maleta, aprovechando los permisos especiales disponibles solo para los militares.

Mateo trabajó durante un tiempo en Barcelona en la construcción y en la Comandancia de Ingenieros de Barcelona, ocupaciones que le proporcionarían una comprensión de las diferentes técnicas constructivas y de las posibilidades de los diversos materiales de construcción. 

Sabemos que después de la Guerra Civil fue encarcelado entre 1939 y 1941. Este huraño personaje, en palabras de Pérez Rojas que lo conoció en persona, falleció en 2003, al parecer sin descendencia, siendo enterrado en mencionado el panteón familiar. Desde entonces la casa permanece cerrada y deshabitada, deteriorándose día a día.

Que nosotros sepamos, no nos consta que este edificio tenga ningún tipo de protección, y por tanto corre grave riesgo de desaparición si finalmente se produce la prevista restructuración de la transitada vía en donde se encuentra ubicada. Pedimos desde aquí a las autoridades lorquinas que procedan urgentemente a su protección.

En 2021, años más tarde de publicar la entrada de este blog, el Excmo. Ayuntamiento de Lorca le otorgó un Grado 2 de protección, lo que nos alegra y enorgullece, si hemos podido aportar algo de luz sobre esta singular obra. 

FUENTES
  • Cegarra Beltrí, Guillermo y Sánchez Espinosa, Elvira “Arquitectura modernista en la Región de Murcia”. Libros Mablaz. Madrid, 2013.
  • Farb Hernández, Jo. http://www.spacesarchives.org/explore/collection/environment/acacio-mateo-perez-castejon-/
  • Medina Vilches, Gabriel. “Don Motril. Índice onomástico sobre Motril y los motrileños”. Motril, 2008. 
  • Morales Ruiz, Juan. Comunicación personal.
  • Pérez Rojas, Francisco Javier. “Evocaciones moruna. Vivienda y panteón de Acacio Mateo en Lorca (Murcia), en la libro “Escultecturas margivagantes. La arquitectura fantástica en España”. Ed. Siruela. Soria, 2004.



sábado, 10 de marzo de 2018

92.- CASA DE Dª PEPITA - C/ Cánovas del Castillo, 55 - C/ del Cura Navarro. Jumilla


La obra modernista más destacada de la comarca del altiplano es, sin duda alguna, esta señorial vivienda de estilo modernista neogótico localizada en Jumilla, concretamente en la confluencia de la calles Cánovas del Castillo y del Cura Navarro, estando la entrada principal por la primera de ellas. 

El edificio consta de dos plantas principales, más ático bajo un pronunciado alero, en el que destacan unos bellos azulejos con diseños modernistas en color azul sobre fondo crema

Lo que más llama la atención de este edificio singular es el extraordinario mirador de esquina, obra del forjador local Avelino Gómez. Así mismo es destacable el trabajo de la rejería de las ventanas de la planta baja y de los balcones.

En el interior se conservan los suelos originales de mosaicos hidráulicos, algunas vidrieras, la escalera de forja, un fresco en uno de los techos que representa un cielo surcado por golondrinas, y adornos modernistas en paredes y techos que repiten el motivo de los azulejos del exterior.

Durante muchos años se especuló sobre su autoría, pues llamaba la atención que existiera en Jumilla una obra de estilo tan cercano al empleado en numerosos edificios de Cataluña, por lo que fue atribuida al arquitecto catalán ubicado desde hacía años en Cartagena, Víctor Beltrí. Todo cambió cuando se localizaron los planos originales fechados en 1911, sorprendentemente firmados por el arquitecto Joan Alsina y Arús [Barcelona, 1872 – Castellterçol (Barcelona), 1911], y del que no se conoce ninguna otra obra fuera de la provincia de Barcelona.

No está claro el motivo por el cual el propietario, D. José María Guardiola Porras [Jumilla, ? - Barcelona, 1935], realizó este encargo a Alsina. Tal vez fuera por una relación de amistad de la época en que Guardiola residía en Barcelona, en donde trabajó como Secretario de Juzgado hasta su fallecimiento. 

De cualquier forma, Alsina no pudo dirigir las obras de la vivienda ya que falleció el mismo año de en que proyectó esta vivienda. 

La prestigiosa académica Raquel Lacuesta en su conferencia de inauguración del Congreso del Modernismo en el Arco Mediterráneo, CIMAM 2016, defendió la tesis de la dirección de obras por parte de Víctor Beltrí, cosa que no sería de extrañar, y que justificaría la intervención de este arquitecto en otras localidades del interior de la provincia.






Mirador de forja de la esquina. Obra maestra del forjador jumillano Avelino Gómez

Detalle de la rejería de las ventanas

Alero con bellos azulejos de diseño modernista

Detalle de la fachada que da a la c/ del Cura Navarro

Precioso llamador modernista de la puerta de acceso


Alsina cursó estudios de Arquitectura en la Escuela de Barcelona, obteniendo la titulación en 1895. Fue el Jefe de la Sección Municipal de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona y profesor de geometría descriptiva y de composición en la mencionada Escuela.

 Junto con los arquitectos Roc Cot i Cot y Salvador Pedrol i Oller tuvo un despacho profesional durante diez años, hasta la muerte de Cot. 

Presentó proyectos de edificios de acuarios en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona de 1896. Fue colaborador de Lluís Domènech i Montaner en la dirección del “Gran Hotel” de Palma de Mallorca. Así mismo realizó los planos del “Palau Güell”, para la exposición que se celebró en 1910 en el Grand-Palais de París, sobre la obra del arquitecto Antonio Gaudí.

Entre sus obras destacan en Barcelona la “Casa Oller”(1901), y el desaparecido restaurante “Casa Pince” (1905), que fue premiado por el Ayuntamiento de Barcelona; en l’Hospitalet de Llobregat, la “Fábrica Can Trinxet” (1905) y en Igualada, la “Casa Francesc Valls Brufau” (1900) y la “Casa Josep Sabater” (1903).

El propietario, José Guardiola era abogado y un acaudalado propietario que poseía diversas fincas en el término de Jumilla, así como una bodega y una almazara.

Casado con Salvadora Guillén Molina, hacia 1895 fue destinado a Barcelona para ocupar plaza de Secretario de Juzgado de Primera Instancia, residiendo en esta localidad hasta su fallecimiento.

Durante la Guerra Civil la vivienda familiar fue asaltada y saqueada. También se les incautaron diversas fincas y la bodega.

Una de sus hijas, Dª Josefa Guardiola Guillén [Barcelona?, 1913 – Jumilla?, ?], más conocida como “Doña Pepita”, se casó con un joven barcelonés que al parecer trabajaba en la aduana de esta ciudad, y que durante la contienda civil fue encarcelado en el castillo de Montjuic, lugar en donde falleció.

Pepita quedó viuda con apenas veinticinco años, y al finalizar la Guerra regresó a Jumilla, instalándose en la antigua vivienda de sus padres para hacerse cargo del patrimonio familiar. Es por ese motivo por lo que desde entonces se la conoce como la “Casa de Dª Pepita”.

La "Casa de Dª Pepita" tiene Grado de protección 2 (Estructural).