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Vista del llamado Ensanche de Cieza. A la derecha se puede observar la Casa Anaya, en todo su esplendor, incluyendo el torreón ahora desaparecido |
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Estado actual. Cerrada, abandonada y amenazada de desaparición |
En la localidad de Cieza, en lo que en su momento fue el Ensanche y hoy es pleno centro
de la ciudad, se puede observar una
curiosa vivienda que resulta muy llamativa a los ojos de todo aquel que visita
esta localidad.
Se trata de lo que queda en pie de la
residencia que en 1921 (por la fecha que figura en su fachada) mandó construir
D. Luís Anaya Amorós [1865 – 1951], uno de los ciezanos más emprendedores de su
época, químico, industrial e inventor, que desarrolló y patentó diversos
procedimientos de fabricación que contribuyeron, a principios del siglo pasado,
a perfeccionar la industria del esparto en Cieza.
Detalle de la fachada en donde se puede leer 1921, fecha de su construcción |
La vivienda fue diseñada en un estilo que
imitaba vagamente a las casas de la campiña inglesa, lugar donde al parecer acudía
con regularidad por motivos profesionales. En ella se combinan elementos modernistas a base de trencadís que adornan ventanas y otros elementos de la
construcción, con diseños geométricos, cercanos al art-déco, ignorándose todavía quien es su autor de la obra.
Detalle del trencadís que recubre las ventanas |
Lamentablemente su grado de conservación es bastante malo, al estar cerrada
desde hace mucho tiempo y en situación de abandono, encerrada por bloques de
pisos que se levantaron ocupando en parte el terreno de la vivienda original,
tal y como se puede observar al comparar las fotografías de la época con las
actuales.
Anaya, del que lamentablemente no he sido capaz
de encontrar ninguna fotografía, fue el inventor de diversas innovaciones
industriales que llegó a patentar, incluyendo un autómata, seis inventos
relacionados con el majado y las hilaturas del esparto, y también, el primer
cajero automático del mundo dispensador de dinero, en este caso junto al
ingeniero inglés Mr. Bernard Haslip
Brunton.
Paso a transcribir parte del interesante
artículo publicado por de Pascual Santos López titulado: CALENDARIOS, RELOJES Y
UN CAJERO AUTOMÁTICO. CINCO PATENTES EN LA REGIÓN DE MURCIA Y DOS APLICACIONES
DE PUBLICIDAD (1887-1928), en el que se explica con detalle el funcionamiento
de este último invento:
“EL CAJERO AUTOMÁTICO DE BRUNTON Y ANAYA
Un invento en el que se utilizaría
el tiempo para ayudar a controlar la débil voluntad del género humano sería el
patentado por Brunton y Anaya en la Cieza de 1913. Se trataba de “Una caja
mecánica repartidora de un cierto número de monedas con intervalos de tiempo
determinados”. De esta manera titularon los dos inventores la patente 55.215
solicitada el 26 de marzo de 1913 y concedida el 15 del mes siguiente. El
invento de Brunton y Anaya se podría considerar como precursor de los cajeros
automáticos existentes en la actualidad.
Comenzando la segunda década del
siglo XX, Cieza, ciudad industrial espartera del sureste español, acogía las
empresas, industrias y esfuerzos innovadores de estos dos emprendedores que
eran Brunton y Anaya.
Bernard Haslip Brunton (1871-1953),
más conocido en Cieza como Bernardo H. Brunton, fue un ingeniero inglés que
llegó a Cieza en 1896 para montar la primera central hidráulica de producción
de electricidad, llamada por su propietario Juan Marín “La Fábrica San Antonio
del Menjú” (Montes, 1999, p. 55). Brunton se quedó a dirigir la central
hidroeléctrica y se afincó en Cieza, donde se casó y comenzó su actividad
industrial como inventor, constructor y mantenedor de maquinaria, llegando a
patentar, además del cajero, seis inventos relacionados con el majado y las
hilaturas del esparto.
Luis Anaya Amorós (1865-1951),
comerciante y empresario minero en Cieza, concibió desde joven la idea de hilar
y tejer de forma mecánica el esparto para obtener tejidos suaves, tupidos y
económicos. Para ello se necesitaba realizar una serie de tratamientos
físico-químicos y procedimientos mecánicos que aportaran la suavidad necesaria
a la hilaza de esparto. Anaya llegó a patentar, además del cajero, cuatro
patentes relacionadas con el tratamiento de la hilaza del esparto y la confección
de sacos.
Brunton por su parte creó también el
“Garage Inglés” (Nueva Cieza, 24/08/1922, p. 5) que se dedicaba a la
construcción y mantenimiento de todo tipo de maquinaria y calderería y también
a la venta y reparación de vehículos. Anaya, por su cuenta, creó una fábrica de
hilados y tejidos de esparto que llevaría su nombre y que se dedicaba a la
fabricación de todo tipo de tejidos de esparto, filtros para el prensado de
aceite y confección de sacos para abonos y transporte de minerales.
Fue precisamente en ese año de 1913,
tan prolijo para estos dos inventores, cuando se deciden a patentar su idea
concebida para ayudar al ahorro familiar utilizando el tiempo como elemento de
control. El ingenio titulado “Una caja mecánica repartidora de un cierto número
de monedas con intervalos de tiempo determinados” es descrito en su patente
como una caja de caudales. En su interior contiene una serie de tubos
verticales (figura 4) de diferentes diámetros donde se alojan las monedas que
la familia dedicaría al gasto diario del hogar. Debajo de los tubos se
encuentra una placa deslizante en la que se han realizado unos orificios
circulares, de suficiente diámetro y espesor para que se aloje la primera de
las monedas que se encuentran apiladas en cada tubo. La caja posee un reloj
donde se puede preseleccionar un intervalo de tiempo determinado, a modo de
despertador, que cuando alcanza la hora programada, y de forma automática,
libera un pestillo o cerrojo que permite abrir la placa deslizante y sacar las
monedas. Una vez introducida de nuevo dicha placa caen por su peso las monedas,
encajándose cada una en su orificio. Al mismo tiempo se arma de nuevo el
cerrojo comenzando un nuevo ciclo.
El documento de la patente está
formado por una memoria mecanografiada que no tiene planos ni esquemas,
quedando a la imaginación del lector cómo sería el cajero. Gracias a la familia
Brunton se ha podido recuperar uno de los prototipos fabricados por los
inventores, que se puede apreciar en las imágenes”.